Canadá
En una maniobra de alto impacto estratégico, el gobierno canadiense encabezado por el primer ministro Mark Carney anunció la suspensión temporal de la mayoría de los aranceles impuestos a productos estadounidenses, medida que representa un giro en las relaciones comerciales entre ambas naciones y una desescalada significativa en la guerra arancelaria vigente desde la administración Trump.
La decisión, respaldada por análisis de Oxford Economics, implica una exención arancelaria por un periodo inicial de seis meses y tiene como objetivo proteger a sectores clave de la economía canadiense sin debilitar su posición en la mesa de negociación con Washington.
Los productos estadounidenses beneficiados con esta suspensión incluyen insumos esenciales para la industria alimentaria canadiense —particularmente en procesos de manufactura, empaque y procesamiento—, así como artículos vinculados a la atención médica, la seguridad pública y la defensa nacional.
También se permitirá a ensambladoras automotrices con operaciones en Canadá, como General Motors, importar vehículos sin pagar aranceles, lo que alivia presión sobre la cadena de suministro del sector automotor.
Según Oxford Economics, estas medidas reducen la carga arancelaria efectiva entre Canadá y Estados Unidos a niveles “prácticamente nulos”, con el objetivo de evitar distorsiones económicas internas en un contexto comercial incierto.
No obstante, Canadá mantendrá ciertos gravámenes en señal de firmeza. Permanecen activos aranceles sobre productos seleccionados como jugo de naranja, bebidas alcohólicas, café, ropa y cosméticos. Estas excepciones buscan preservar capacidad de presión ante posibles recrudecimientos por parte de Washington.
En paralelo, el presidente estadounidense Donald Trump reavivó las tensiones trilaterales al declarar, durante una reunión bilateral con Carney en la Casa Blanca, que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) deberá renegociarse próximamente. “Ha sido efectivo, pero nuestros socios no han respetado lo acordado”, afirmó el mandatario, quien incluso insinuó que Canadá podría formar parte de Estados Unidos, entre bromas y declaraciones ambiguas.
Carney respondió con firmeza: “Canadá no está a la venta”, en un intercambio que, pese a su tono distendido, dejó ver diferencias de fondo sobre el futuro del tratado.
Desde Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum desestimó los dichos de Trump. “Hasta ahora no hay ninguna señal de que el T-MEC vaya a desaparecer. Todo lo contrario, seguimos trabajando activamente dentro del marco del tratado con las autoridades de Hacienda y Comercio de Estados Unidos”, expresó en su tradicional conferencia matutina.
Cabe recordar que el T-MEC, firmado en 2018 y vigente desde 2020, contempla una revisión obligatoria en julio de 2026, punto en el que los tres países deberán evaluar su continuidad y términos.
Fuente: La Silla Rota