Monterrey
Cuando se habla de Movimiento Ciudadano, se piensa en juventud, innovación y participación. Y eso es precisamente lo que representa Daniel Acosta: una voz joven que viene de la calle, de la acción social, de las causas que importan. Su historia no arranca en una oficina de gobierno ni en un comité partidista. Empieza mucho antes, en los foros juveniles, en los colectivos que buscan cambiar las cosas desde abajo, con trabajo real.
Hoy, como Secretario de Participación Ciudadana de Nuevo León, Daniel no solo tiene un cargo. Tiene una misión que lo conecta directamente con lo que MC busca ser: un puente entre el gobierno y la gente. Ha llevado los servicios del Estado hasta las colonias, ha abierto espacios para que las juventudes se expresen y ha diseñado mecanismos para que las decisiones públicas se tomen con la voz de quienes viven los problemas todos los días.
Pero más allá de la gestión, lo que hace a Daniel distinto es el cómo. Escucha, conecta, propone. Su estilo es cercano, sin poses. No se trata de llenar discursos, sino de abrir puertas. Y eso, para Movimiento Ciudadano, significa mucho: es la posibilidad de mostrar que otra política sí es posible, que los liderazgos ciudadanos pueden transformar realidades sin perder el sentido de comunidad.
MC no solo ha confiado en Daniel como funcionario. Lo ha adoptado como ejemplo de cómo construir desde lo local una nueva forma de hacer política. Y es que su paso por el servicio público es también una declaración: se puede ser joven, técnico, ciudadano y aún así tener impacto en las grandes decisiones.
En un México donde muchas personas se han alejado de los partidos, perfiles como el de Daniel Acosta muestran que hay alternativas. Que sí hay liderazgos que no vienen del poder, sino del compromiso. Y que Movimiento Ciudadano tiene en él una de sus voces más genuinas, capaces de hacer política con causa, con corazón y con resultados.