El próximo 5 de noviembre, México observa con cautela el rumbo de las elecciones en Estados Unidos, donde Donald Trump y Kamala Harris se enfrentan en una contienda cerrada que será decisiva para la relación bilateral. Con una frontera de más de 3,000 kilómetros y una agenda que incluye migración, comercio y seguridad, los resultados podrían influir profundamente en el país vecino al norte.
El posible retorno de Trump genera preocupación en México, especialmente considerando su postura dura en 2016 con consignas como "construir el muro" y comentarios despectivos sobre los migrantes. En caso de ganar, el republicano podría endurecer su política hacia México, como advierte el analista Jorge Schiavon de la Universidad Iberoamericana, destacando que México sería uno de los países más impactados por un segundo mandato de Trump. Los expertos señalan que Trump ha vuelto "en modo de guerra", según palabras de Steve Bannon, uno de sus antiguos asesores.
Harris, por su parte, representa un enfoque más diplomático, pero tampoco garantiza una relación sencilla. Como vicepresidenta, Harris ha liderado la política migratoria de Biden, y su victoria podría traer un enfoque igualmente estricto en la frontera. Si bien algunos esperan una mejor sintonía con Claudia Sheinbaum, presidenta de México, la demócrata ha mostrado en ocasiones posturas proteccionistas y fue crítica del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el pasado.
Las tensiones entre ambos países no son nuevas. Las diferencias en temas como la captura de Ismael “El Mayo” Zambada sin la participación de agencias mexicanas o la reciente reforma judicial de México, que propone elecciones populares para jueces, han generado fricciones. Estas tensiones llevaron incluso al expresidente Andrés Manuel López Obrador a imponer una "pausa diplomática" con el embajador estadounidense Ken Salazar.
A pesar de las tensiones, la Administración de Biden ha logrado cierta cooperación en la contención migratoria. Los arrestos en la frontera han disminuido notablemente, aunque las críticas sobre el uso del Ejército en tareas migratorias persisten. En este contexto, la retórica de Trump sobre deportaciones masivas y control migratorio preocupa, dado que podrían afectar a los cinco millones de mexicanos en situación irregular en Estados Unidos, según el Migration Policy Institute.
The Economist ha señalado que México es vulnerable ante las políticas económicas de Estados Unidos, dada su dependencia comercial y su balanza comercial deficitaria. Las remesas, que alcanzaron cifras récord este año, son otro indicador de la interdependencia económica, así como la volatilidad del peso frente a los choques diplomáticos.
Por su parte, Sheinbaum, quien asumió recientemente el poder en México, ha buscado una relación de "coordinación sin subordinación". Sin embargo, los especialistas consideran que el nuevo gobierno enfrenta retos, sobre todo tras las políticas de austeridad que han reducido la capacidad operativa de las embajadas y consulados mexicanos en Estados Unidos.
En última instancia, pase lo que pase, Estados Unidos y México tendrán que trabajar juntos. Con una elección que involucra a más de 250 millones de votantes, incluidos más de 36 millones de hispanos, el futuro de esta relación es incierto, pero ineludible.
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